Suelos de Madera Maciza: Consejos, Estilos y Espectaculares Ejemplos

Existen diferentes Tipos de Suelos de Madera Natural o Maciza de Interior, cada uno con una apariencia y características diferenciadas: tarima, parquet en espiga...

Decoración

Pocos son los elementos constructivos de una casa que aportan la calidez de un suelo de madera maciza, su estilo, su naturalidad e incluso su estatus. Esto último se debe principalmente a que no todo el mundo puede permitirse este tipo de suelo y parquet, de ahí el desarrollo de alternativas más económicas como los laminados, que aun ofreciendo un gran resultado no alcanzan el nivel de su hermano mayor.

Los estilos de suelos de madera

Existen multitud de estilos para los suelos de madera maciza, aquí verás ejemplos de las más frecuentes, aunque se pueden encontrar combinaciones de estos o diseños diferentes.

Rustico

suelo de madera rústico

Con el fin de conseguir ambientes rústicas se recurre a suelos de madera maciza con tamaños de tarima desiguales, sin tratar o con tratamientos muy ligeros.

Tarima pequeña vs grande

suelos de tablas pequeñas o grandes

Dentro de los estilos de parquet lo más frecuente es encontrar tablas rectas de las mismas dimensiones puestas en línea. Más allá del color y acabados se suele jugar con el tamaño de la tarima que vamos a utilizar con criterios estéticos. Por ejemplo utilizando piezas de reducida dimensión para dar sensación de amplitud a la habitación.

En espiga

Se trata de un diseño frecuente, donde se usan piezas de madera maciza algo más pequeñas de lo normal, y que aporta estilo.

Formas geométricas y/o originales

suelos geométricos madera

De mayor complejidad y por tanto también con un coste superior, requiere de manos expertas y de maderas muy estables para conseguir un buen y duradero resultado.

Pintado

suelos de madera pintada

Se trata de una tendencia claramente nórdica donde predominan los tonos claros para el parquet, aunque también se pueden encontrar ejemplos más creativos en los que desaparece este componente nórdico.

Consejos para tener un buen suelo de madera maciza

  1. La elección de la madera. No todas las maderas son aptas para su utilización como parquet. Dentro de los tipos o clases de madera a utilizar podemos descartar gran parte de las maderas blandas, siendo algunas de las excepciones el pino o el hemlock. Por tanto se usan principalmente maderas duras o tropicales, es decir, aquellas con mayor resistencia tanto a golpes, arañazos, humedad, insectos y/o hongos. Las más frecuentes para fabricar tarimas suelen ser el roble, ipé, teca, cerezo, jatoba, haya, etc.
  2. Interior o Exterior. Los suelos de madera son aptos tanto para interiores como para exteriores, aunque no todas las maderas presentan las características necesarias como para soportar las inclemencias del tiempo. Para exteriores se suelen usar maderas tropicales, más densas y resistentes, o algunas tratadas para soportar la intemperie, como es el caso de la tarima de pino tratado en autoclave o cuperizado.
  3. Precios. No toda la madera maciza tiene el mismo precio ni es igual de fácil de conseguir, lo que afecta a su vez al precio final. Existen maderas muy exclusivas que directamente disparan el coste del metro cuadrado y otras con muy buenas prestaciones que se pueden encontrar en algunos lugares donde hay abundancia de esta madera a muy buen precio, un claro ejemplo es el roble en algunas zonas de Norte América. Sin embargo, independientemente del tipo de madera maciza que elijas para suelo tendrás que hacer frente a una obra, que en función de las características de la casa puede representar un gran porcentaje del total.
  4. Instalación. Existen diferentes formas de instalación de suelos de madera maciza, cada una con sus ventajas y desventajas. Las principales son:
    1. Pegado. Consiste en la utilización de colas para la fijación de la tarima al subsuelo. Es la opción ideal cuando vamos a instalar un parquet con diseños originales y personalizados.
    2. Flotante. La tarima se coloca sobre un aislante evitando que entre en contacto directo sobre el hormigón. El aislante evita el paso del ruido, temperatura, etc. Es indispensable que el subsuelo esté bien nivelado o se corre el riesgo de rotura de piezas.
    3. Clavado. Se utilizan clavos o grapas para fijar las tarimas. Es frecuente encontrarlos en casas con estructuras previas de madera.
  5. Tratamiento y/o mantenimiento. En el día a día para cuidar un suelo de madera no es necesario realizar grandes esfuerzos, bastará con barrer y utilizar una fregona bien escurrida de vez en cuando con algún producto de limpieza específico no abrasivo para evitar deteriorar el acabado. Sin embargo cada cierto número de años, 2 o 3, es recomendable realizar cierto mantenimiento, es decir, lija y acabado. Este periodo puede variar en función de donde se encuentre la madera, si está en el exterior el mantenimiento debe ser más frecuente. Si lo hacemos de esta forma tendremos un suelo de madera maciza por muchos años, incluso me atrevería a afirmar que más de los que cumpliremos cualquiera de nosotros.